
Viajando de Vienna a Bratislava en Eslovaquia
Maximiliano Grego Paredes y el Pensamiento de Alto Nivel: de la Filosofía para Niños de Matthew Lipman a las Organizaciones Inteligentes del Siglo XXI según Peter M. Senge.
Introducción
VIENNA, Austria, 10 de noviembre de 2025.-El Pensamiento de Alto Nivel, formulado por el filósofo estadounidense Matthew Lipman, podría considerarse una práctica filosófica orientada a enseñar a pensar con rigor crítico, sensibilidad ética y creatividad desde la infancia.
En este sentido, Lipman sugiere que la filosofía no necesariamente constituye un conocimiento abstracto, sino que puede entenderse como una práctica comunitaria de indagación que posibilita aprender a deliberar, razonar y actuar de manera reflexiva y responsable en comunidad.
De forma complementaria, Peter M. Senge, director del Centro para el Aprendizaje Organizacional del MIT, plantea que las organizaciones —o empresas inteligentes— podrían beneficiarse al aprender a pensar colectivamente.
Su teoría de las organizaciones inteligentes, articulada en torno a cinco disciplinas —dominio personal, modelos mentales, visión compartida, equipos de aprendizaje y pensamiento sistémico—, sugiere que el aprendizaje organizacional emerge cuando las personas desarrollan capacidades para pensar y actuar en conjunto de manera consciente, ética y creativa.
Entre estas perspectivas, Maximiliano Grego, filósofo, especialista en administración de empresas y periodista, propone un posible puente conceptual entre la Filosofía para Niños de Lipman y la teoría de Senge.
Podría sostenerse que el Pensamiento de Alto Nivel, practicado desde la infancia, permitiría que las personas lleguen a las organizaciones con una formación en pensamiento crítico, ético y creativo, constituyendo una base sólida para el desarrollo de empresas más inteligentes, colaborativas y responsables.

En consecuencia, la formación temprana podría facilitar la integración de los individuos en entornos organizacionales complejos, incrementando su capacidad de innovación, aprendizaje colectivo y sensibilidad ante los problemas sociales.
A partir de este encuentro, surge la pregunta central de este trabajo:
¿Podría la práctica del Pensamiento de Alto Nivel desde la educación básica en México preparar a las personas para integrarse, en la adultez, a las organizaciones inteligentes que propone Senge y, de ese modo, contribuir a la atención de los problemas sociales y a la promoción de la justicia?
Para explorar esta cuestión, se adopta un método comparativo-dialéctico con enfoque hermenéutico, que busca interpretar y poner en relación las ideas de ambos autores, identificando afinidades y tensiones, y elaborando una posible síntesis que sugiera una continuidad del pensamiento filosófico desde la educación básica hasta la gestión organizacional contemporánea.
Desarrollo
Este análisis parte de un enfoque comparativo-dialéctico con orientación hermenéutica, que permite contrastar dos sistemas de pensamiento:
la Filosofía para Niños de Matthew Lipman —en particular, su concepto de Pensamiento de Alto Nivel— y la teoría de las Organizaciones Inteligentes de Peter M. Senge. Así pues, podría decirse que esta comparación no solo revela convergencias y divergencias posibles, sino que también permite vislumbrar una síntesis integradora: el pensamiento crítico, ético y creativo para la resolución de problemas, cultivado desde la infancia, podría constituir una corriente de transformación humana que se extienda hasta las organizaciones inteligentes del siglo XXI.
A. Un punto de encuentro filosófico
Lipman y Senge parecen coincidir en una premisa central: aprender a pensar mejor y en comunidad podría implicar también aprender a convivir y transformar el entorno.
- Para Lipman, pensar filosóficamente implica razonar con los demás, considerando las posibles implicaciones éticas y creativas de cada idea.
- Para Senge, las organizaciones inteligentes requieren personas capaces de reflexionar sobre sus modelos mentales, actuar con dominio personal y construir visiones compartidas.
En ambos casos, el pensamiento no se concibe exclusivamente como una capacidad individual, sino como una práctica colectiva orientada al aprendizaje continuo y a la transformación responsable del entorno.
B. Las cinco disciplinas de Peter M. Senge
Podría considerarse que las cinco disciplinas de Senge representan manifestaciones posibles del Pensamiento de Alto Nivel de Lipman, en tanto comparten una orientación hacia el pensamiento ético, crítico y creativo, vinculado al aprendizaje colectivo y a la resolución de problemas:
- Dominio personal: refleja el pensamiento cuidadoso y creativo, fomenta el autoconocimiento y la coherencia con los valores propios.
- Modelos mentales: expresan el pensamiento crítico al revisar supuestos, cuestionar creencias y reconstruir perspectivas mediante el diálogo.
- Visión compartida: integra las dimensiones ética y creativa, al imaginar futuros posibles y construir propósitos comunes.
- Equipos de aprendizaje: evocan la comunidad de indagación lipmaniana, donde se dialoga, se reflexiona y se co-crea conocimiento.
- Pensamiento sistémico: sintetiza las tres dimensiones —crítica, ética y creativa— promoviendo una comprensión integral de las relaciones y consecuencias, y facilitando la innovación.
Desde esta perspectiva, estas disciplinas podrían evidenciar una continuidad del pensamiento filosófico en la que pensar bien, con otros y para otros, constituye la base de organizaciones capaces de aprender y transformarse.
C. De la educación filosófica desde la infancia a la inteligencia organizacional
El Pensamiento de Alto Nivel podría trascender el ámbito escolar y proyectarse como una forma de convivencia reflexiva aplicable a diversos contextos humanos.
Cultivar desde la infancia la capacidad de pensar críticamente, cuidar los juicios éticos y generar soluciones en comunidad podría preparar a las personas para integrarse en organizaciones inteligentes que aprendan y se transformen colectivamente.
De este modo, puede plantearse que ambas perspectivas comparten una raíz común: la filosofía como práctica de indagación y transformación colectiva. Formar a los niños en Pensamiento de Alto Nivel podría fortalecer su autonomía, carácter y capacidad de razonamiento ético y creativo, al mismo tiempo que los prepara para contextos organizacionales donde se valore el aprendizaje, la innovación y la colaboración.
Conclusiones
El gran reto del siglo XXI podría no ser únicamente tecnológico, científico o económico; antes bien, podría concebirse como un desafío educativo, filosófico y humano: aprender a pensar de manera más reflexiva y en colaboración con otros.
El Pensamiento de Alto Nivel y las Organizaciones Inteligentes podrían interpretarse como expresiones de una misma tradición orientada a la práctica reflexiva y colectiva que, en teoría, permite transformar tanto a las personas como a las instituciones.
En este sentido, una organización podría aproximarse a ser “inteligente” en la medida en que sus miembros desarrollen colectivamente las dimensiones del Pensamiento de Alto Nivel: pensamiento crítico, ético y creativo.
Asimismo, podría sugerirse que la ventaja organizacional del siglo XXI dependerá más de la capacidad para construir comunidades de investigación y aprendizaje que de la mera eficiencia técnica.
En el caso de México, promover el Pensamiento de Alto Nivel desde la infancia podría constituir una estrategia formativa que fortalezca la innovación, el aprendizaje colectivo y la justicia social.
En síntesis, pensar bien, con otros y para otros podría dejar de ser solo un ideal pedagógico para convertirse en una necesidad filosófica y organizacional capaz de impulsar sociedades más justas, colaborativas y sostenibles.
Bibliografía
- Lipman, M. (2016). El lugar del pensamiento en la educación. Octaedro, España.
- Senge, P. M. (1998). La quinta disciplina: El arte y la práctica de la organización abierta al aprendizaje. Granica, Argentina.
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